Un milagro de marzo en Big Bear: nevadas, nueva vida y sabiduría ancestral
Publicado: 03/06/25 | Por Damián Navarro
Las tormentas invernales que han azotado Big Bear esta semana parecen una bendición largamente esperada, lo que algunos lugareños llamamos cariñosamente un "milagro de marzo".
En los últimos días, hemos recibido entre 15 y 20 centímetros de nieve polvo fresca, que se han sumado a un total de temporada ya prometedor que ha superado los 40 centímetros. La nieve no sólo ha envuelto nuestras montañas en un manto resplandeciente, sino que también ha traído consigo una renovada sensación de esperanza y magia. En medio de esta tormenta, los milagros se agitan en los bosques y cielos de nuestro querido lago.
Muchos de ustedes saben que nuestras águilas calvas residentes, Jackie y Shadow, llevan años cuidando fielmente de su nido. Sin embargo, durante varias temporadas, lucharon por incubar un tercer huevo. Este año, contra todo pronóstico, por fin ha aparecido ese huevo milagroso. Es un momento de inmenso orgullo y emoción para nosotros, los lugareños, y un poderoso recordatorio de que la naturaleza siempre encuentra formas de sorprendernos cuando mantenemos viva la esperanza.
Por si eso no fuera suficiente significado cósmico, también estamos en la cúspide del Equinoccio de Primavera, que este año viene acompañado de una conmovedora Luna Nueva. Mientras crecía en el sur de California, a menudo oía a mis mayores hablar de cómo los ciclos de la luna y las estaciones guían tanto a los animales como a las personas hacia épocas de transformación y renacimiento. Las últimas tormentas del invierno suelen dar paso a una primavera rebosante de vida nueva. Este año, ese cambio es casi tangible: todo, desde la nieve arremolinada hasta el precioso huevo del águila, parece llevar ese mensaje: Estamos al borde de una energía renovada.
Una lección de pasos antiguos
Big Bear Lake y la región montañosa circundante de San Bernardino se asientan en tierras que antaño fueron administradas por pueblos indígenas que sentían un profundo respeto por el águila. En muchas tradiciones indígenas, el águila es el mensajero que lleva nuestras esperanzas y plegarias al Creador. Las águilas son un símbolo de resistencia y del vínculo inquebrantable entre la tierra y el cielo. El mensajero del Gran Espíritu nos honra ahora con un tercer huevo, testimonio de perseverancia y fe.
De las historias de mi propia familia (mis antepasados de ambos lados llamaban hogar a paisajes escarpados como estos), aprendí que una tormenta de finales de temporada puede ser la forma que tiene la naturaleza de limpiar y recargar la tierra. Las nieves que caen justo antes de la primavera alimentan nuestros bosques y lagos, asegurando que la próxima estación rebose de vida. Mis mayores me enseñaron a recibir estos copos de nieve con gratitud: cada ráfaga es una promesa de agua, cada nevada un emblema de renovación.
Entre la tormenta y el sol
La extraordinaria nevada de este año coincide con la energía espiritual de la Luna Nueva, una combinación cósmica perfecta para el huevo nuevo del águila. La Luna Nueva es tradicionalmente un momento para plantar semillas de intención, confiando en que brotarán y se harán realidad cuando la luna crezca. El pequeño huevo de Jackie y Shadow no es diferente: una semilla de esperanza, incubada cuidadosamente contra todo pronóstico. La naturaleza, en su sabiduría, sigue avanzando, alimentada por el silencioso poder del renacimiento.
Aquí, en Big Bear, es imposible no asombrarse ante el remolino de maravillas naturales que se despliega:
- Un manto de nieve fresca que transforma las pistas y nos invita a salir al aire libre.
- Unas condiciones de la carretera que nos recuerdan lo rápido que debemos adaptarnos cuando la madre naturaleza decide enviarnos sus tormentas.
- Y en lo alto de un nido, resguardada entre los pinos, una futura águila, llena de promesas.
Llevar adelante la historia
Como habitante de la zona desde hace mucho tiempo, veo estos acontecimientos como capítulos de la historia de nuestra montaña. En el ajetreo de la vida moderna, las nevadas tardías de marzo pueden parecer un inconveniente. Pero si te detienes, escuchas y dejas que tu corazón se abra a los ritmos más profundos, descubrirás que estos momentos de renovación -un solo huevo, una nevada silenciosa, el silencio de la Luna Nueva- encierran lecciones de paciencia, esperanza y reverencia por el mundo natural.
En las enseñanzas indígenas se nos dice que veamos todo lo que nos rodea -la nieve, el águila, la luz de la luna, el aire fresco de la montaña- como una familia, y que cada elemento merece respeto. Este milagro de marzo es algo más que una casualidad meteorológica: es una invitación a reconectar con la tierra y a apreciar las maravillas silenciosas que nos sostienen e inspiran.
Tanto si eres un aventurero que se lanza a las pistas, como un amante de la naturaleza que mira con expectación la cámara del águila o un soñador que contempla los ventisqueros iluminados por la luna, te animo a que acojas este momento milagroso con el asombro de un niño. Observa cómo cada copo de nieve y cada susurro del viento en la noche pueden tener un significado más profundo.
Para mí, este mes de marzo marca un hito: una confluencia de nieve, nueva vida y las historias susurradas que me transmitieron mis antepasados. Que estas bendiciones nos guíen hacia la primavera con un renovado sentido del asombro y nos recuerden que, al igual que el tercer huevo de Jackie y Shadow, a veces los mayores milagros esperan hasta el momento justo para emerger.
De mi corazón al tuyo: respira el aire fresco, maravíllate con el brillo de la nieve y mantén cerca la promesa del renacimiento.